Recuerdos de Helena
.I.
1998-2015
Cuando las personas mueren por lo general las empezamos a
amar mucho mas. Mucho mas.
La mujer de mi vida se llama Helena. Quizá también sea la
mujer de mi muerte. Aunque en estos momentos no lo puedo determinar, su memoria
me envenena hasta los poros de la piel. Recuerdo que la primera vez que la vi
estaba a mis espaldas, gritaba cual pájaro recién mojado y debo confesar que en
ese momento tuve miedo. El mismo miedo de cuando nos casamos, cuando hicimos el
amor, y cuando con su mirada agonizante me dijo antes de morir que viviera mi
vida como si fuera la única que tuviera. Y creo que así lo he hecho. Pese al sinsentido que posee la misma frase
y hasta mi propia vida.
Un día llevé a Helena
a mi casa. Vestía unos jeans, blusa blanca ajustada, y sus sandalias café
preferidas. Su mochila tejida, igual que la de su hermano, y cruzada de lado
izquierdo, combinaba con sus rizos recien cortados y en ese entonces color
chocolate; un nuevo chocolate que bañó sus rizos por primera vez a causa de un
tinte que yo le obsequié. Estando en
casa, se sentó, cruzó la pierna, siguió observando con detenimiento toda la
estancia y me dijo: -Noah, yo tengo una foto igual a esa, me la tomaron mis
padres a los seis años, y también estoy aferrada a la misma roca. No dijo más,
fue sin despedirse, corrió como una niña cuando reprime sus ganas de llorar; y
volvió pasados quince minutos.
En sus manos traía una foto algo doblada. Al
entrar, su mirada seguía fija en el porta retrato que antes me había
mencionado. Lo tomó en sus manos, dispuso sus partes al abrirlo y ubicó su foto
sobre la mía y me dijo: -ahora tu cuadro ya está completo.
Me encanta la dedicatoria. Helena es tanto de tantas, que hasta parece viva
ResponderBorrarNO ME SORPRENDE LO QUE LEO, NO PODÍA ESPERAR MENOS DE TI!
ResponderBorrarFELICITACIONES Y SIGUE IGUAL O MEJOR!
Espero Sigas así.
ResponderBorrarMuchas Gracias a Todos y Todas.
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